lunes, octubre 20

Bowling for Columbine

Debería ser de visionado obligatorio, especialmente para los que no piensan ir a verla. Es escalofriante pero más que darme miedo la sociedad norteamericana que retrata, me da miedo ver que nos estamos convirtiendo en eso mismo, que cada vez estamos perdiendo más el respeto por las vidas humanas; que los pobres cada vez son más pobres y los ricos más ricos y a éstos no les importa un carajo lo que les suceda a los otros; que los inmigrantes que vienen a buscarse la vida son vistos como unos delicuentes que nos roban el trabajo.
Me gustaría que todo el mundo viese esta película y reflexionase tratando de verse reflejado en lo que allí se cuenta: el caso de esa mujer que tiene que hacer a diario ciento treinta kilómetros, trabajar en dos cafeterías para ganar un sueldo que no le da ni para pagar el alquiler. Eso no debería resultarnos ajeno, eso está sucediendo a diez minutos de nuestras confortables casas con Internet y calefacción y, lejos de estar en vías de solución, va camino de generalizarse.
Los recortes en la sanidad y la enseñanza pública con la potenciación de lo privado, los precios alarmantes de las casas, la inexistencia de alquileres, la trivialización de la violencia a gran escala... Eso es lo que me da miedo, no que me puedan robar la cartera.

Te doy mis ojos

No es una película más sobre los malos tratos. La sensibilidad con que está tratado este tema tan doloroso convierte al espectador en parte de cada uno de los personajes pudiendo entender los aciertos y los errores de cada uno de ellos. Hay poesía en las imágenes, en la música, en las miradas. Duele el dolor de la mujer pero también duele la imposibilidad del hombre por controlar su rabia. No se sensacionalista, no trata de impresionar al espectador con la lágrima fácil sino que pretende acercar el problema a una realidad en la que los buenos no son tan buenos ni los malos tan malos. Como la vida misma.