martes, abril 13

Domingo 23 de diciembre de 2001

Escribir todo lo sucedido en estos días me llevaría mucho tiempo y no sé si tengo ganas.
Hoy, por primera vez, estoy escribiendo estas notas por la mañana ¿tendré la mente más clara a estas horas? No sé pero me he decidido a hacerlo para dejar constancia de lo que siento por Begoña y lo que estoy sufriendo porque me parece que se aleja de mí aunque con sus palabras se niegue a admitirlo.
Ahora ella viaja hacia Salamanca y yo debería estar siendo su chófer pero no sé si por su indecisión o por su falta de convencimiento son sus cuñados quienes la llevan.
El miércoles, después de estar haciendo el amor, descnsábamos sobre la cama, dormitando y yo le recitaba poemas al oído. Su teléfono sonó y salió escopetada rompiendo en mil pedazos todo el encanto de los instantes anteriores y mi corazón. La voz de su amo la reclamaba y ella fue incapaz de desoírla.
Al día siguiente se celebraba la comida de la empresa, por la noche yo actuaba y su novio celebraba otra fiesta particular con un amigote suyo.
Según me había comentado los días antes, ella pasaba olímpicamente de la cena de su novio y sólo deseaba asistir a mi concierto pero no sólo cambió radicalmente de planes sino que no me avisó y me enteré de casualidad y tarde.
Ahora mismo, según recuerdo todo lo sucedido para escribirlo, un ardor recorre todo mi cuerpo y me llena de dolor y angustia al tiempo que clarifica la situación y veo que si no tiene las fuerzas suficientes para actuar es porque en el fondo no lo desea.
Volvamos a la comida de la empresa. Otra vez cambió de planes sin avisarme. Habíamos previsto venir a la buhardilla en cuanto terminase la comida pero estuvimos bailando durante mucho rato. Ella estaba guapísima, como siempre, y los chicos no dejaban de galantear ante ella con su beneplácito. Se veía que disfrutaba con tantas atenciones; de hecho, me costó arrancarla de la mesa para llevarla a la pista de baile.
Decidí actuar de la misma manera y desplegué todo mi encanto para llamar la atención del mayor número posible de chicas. Según me dijo, funcionó porque decía que no dejaban de mirarme con deseo ¿?
Vinimos a la bu pero en el camino discutimos, suavemente, eso sí, por multitud de pequeños detalles sin importancia. También fue en ese momento cuando me enteré que a la noche iría a la fiesta de su novio en vez de a mi concierto.
Hicimos el amor como siempre, o mejor. Siempre hacemos el amor mejor que la vez anterior, eso no cambia.
Esta vez fui yo quien tuvo que salir deprisa porque llegaba tarde al concierto. Este fue un rotundo éxito. Lo pasé muy bien, todo el mundo nos felicitó y me hizo olvidar los malos tragos.
A la mañana siguiente ella llegó al trabajo totalmente colocada. Había estado toda la noche poniéndose hasta arriba de cocaina con su novio y su amigote.
Todavía me duele recordarlo. No puedo quitarme de la cabeza la imagen de los tres esnifándo. Creo que esto es el inicio de un cambio importante aunque ella le quiera quitar peso a ese hecho.
Al salir de trabajar vinimos a la buhardilla y eslla escribió un mensaje a su novio pero se equivocó y lo recibí yo. Cuando lo leí todo se me vino encima. Aparte de otras cosas le llamaba "amor mío", como a mí. Me quedé totalmente descolocado y no la he vuelto a ver.
Ayer ella estuvo de compras por mi barrio pero se vino acompañada y no pudo ni escribirme. A la noche fui yo al suyo y estuve tentado de ir a su casa.
¿Qué es lo que quiere? ¿Cuáles son sus sueños, sus deseos?
Dice una cosa y actúa de otra manera diferente. Se comporta de modo contradictorio y cuando habla la creo pero cuando actúa desmiente sus palabras.
Ahora estaremos diez días sin vernos y en esta situación no sé qué sucederá. Creo que estamos en un momento límite y algo clave va a suceder, en un sentido u otro.
Yo no creo que pueda aguantar mucho más así y estoy a punto de estallar. Pero en cuanto veo sus ojos todo se me olvida.
¿Por qué estoy tan enamorado? Me anula por completo y me cuesta hacer otra cosa que no sea pensar en ella.

Han pasado algunas horas desde el párrafo anterior. Ha pasado un paseo cargado de nieve y mensajes lanzados a su móvil. Ha pasado una comida, algunos discos y media hora o más de conversación con ella.
Ahora suena "Lágrimas negras", qué curioso: una absoluta casualidad. He sido muy franco con ella y le he dicho todo lo que pienso: insiste en que también han pasado muchas cosas buenas y debo recordar esos momentos en vez de los malos.
Estaba feliz y sonriente, con su familia. Pero el viernes próximo se va a Valladolid a pasar la nochevieja con su novio. Una de cal y otra de arena, así es nuestra relación: momentos muy buenos y otros muy malos; subidas al cielo y caidas repentinas a las profundidades.
Respiro profundo y sigo esperando ¿Hasta cuándo durará mi paciencia?