Ella me quiere a mí.
Yo te quiero a ti.
Tú le quieres a él.
Él no quiere estar contigo.
Tú no quieres estar conmigo.
Yo no puedo estar con ella.
jueves, mayo 27
25 de julio de 2002
Vierto semen sobre mi vientre y su aroma me trae el recuerdo de las tardes de pasión junto a ti.
Viernes, 8 de marzo de 2002
Este no soy yo. Y si soy yo, no me gusto. Son casi las dos de la mañana. Estoy medio borracho y SOLO. Sin ganas de nacer NADA. Ni siquiera acostarme y dormir. Deseo que pase el tiempo. Deseo que pase algo. Deseo DESPERTAR. Creo que llevo mucho tiempo dormido y va siendo hora de levantarme y ANDAR. Por no tener ganas no tengo ganas ni de escribir estas líneas. Así que me voy a la cama a ver si consigo dormir.
Domingo, 17 de febrero de 2002
"Y la madrastra decidió o se dio cuenta que Cenicienta debía vivir su vida y el príncipe azul acudió a sus brazos. Se fundieron en un abrazo que no veía fin. Las lágrimas de alegría y las lágrimas de tristeza y las lágrimas de pena y las lágrimas de felicidad llenaron los ojos de la princesa durante siete días y siete noches pero el príncipe se bebió todas las lágrimas y con ellas hizo besos para regalar a la princesa y que sólo la sonrisa llenara su bello rostro de luna llena. Y vivieron felices y comieron las perdices con chocolate que la madre de la princesa les preparó para celebrarlo y nunca jamás tuvieron que separarse al caer el sol. Desde la barandilla de palacio contemplaron juntos el más bello atardecer que el Sol jamás había ofrecido".
El día dieciséis, ayer, mientras paseaba por la Gran Vía con María, mi sobrina, a las 18:34 recibí el siguiente mensaje de Bego "Ha llegado tarde pero ya tienes tu regalo de los enamorados: mi libertad. Cuando pueda te llamo. Te quiero. Besos".
¡Uf! ¡Qué cantidad de sentimientos agolpados! Ilusión, mucha ilusión pero también vértigo, miedo... mis deseos cumplidos. ¿Seré capaz de quererla tanto como se merece? Tanto tiempo esperando esto que ahora no sé ni como reaccionar ni qué pensar. Toda una vida por delante, a su lado. ¿Cuántas veces había formulado ese deseo?
Ahora la voy a tener y no quisiera que nos equivocásemos ni que saliese nada mal. Quiero quererla tanto como la he deseado. Hoy es el primer día de nuestra nueva vida juntos y esto es mucho y muy importante.
¡Uf! deseo su felicidad por encima de todo y lucharé por conseguirla.
---
Me parece increíble. No han pasado ni dos horas desde que escribí los párrafos anteriores y todo ha vuelto a cambiar radicalmente. La situación ha dado un giro inesperado y desesperante. Acabo de recibir un mensaje en el que me dice que va a volver a intentarlo con él. Yo ya no sé ni qué hacer. Creo que debo empezar a olvidarme de ella. Esto es el principio del fin justo cuando empezaba la más bella historia de amor. Estoy desesperado. No sé ni qué hacer.
El día dieciséis, ayer, mientras paseaba por la Gran Vía con María, mi sobrina, a las 18:34 recibí el siguiente mensaje de Bego "Ha llegado tarde pero ya tienes tu regalo de los enamorados: mi libertad. Cuando pueda te llamo. Te quiero. Besos".
¡Uf! ¡Qué cantidad de sentimientos agolpados! Ilusión, mucha ilusión pero también vértigo, miedo... mis deseos cumplidos. ¿Seré capaz de quererla tanto como se merece? Tanto tiempo esperando esto que ahora no sé ni como reaccionar ni qué pensar. Toda una vida por delante, a su lado. ¿Cuántas veces había formulado ese deseo?
Ahora la voy a tener y no quisiera que nos equivocásemos ni que saliese nada mal. Quiero quererla tanto como la he deseado. Hoy es el primer día de nuestra nueva vida juntos y esto es mucho y muy importante.
¡Uf! deseo su felicidad por encima de todo y lucharé por conseguirla.
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Me parece increíble. No han pasado ni dos horas desde que escribí los párrafos anteriores y todo ha vuelto a cambiar radicalmente. La situación ha dado un giro inesperado y desesperante. Acabo de recibir un mensaje en el que me dice que va a volver a intentarlo con él. Yo ya no sé ni qué hacer. Creo que debo empezar a olvidarme de ella. Esto es el principio del fin justo cuando empezaba la más bella historia de amor. Estoy desesperado. No sé ni qué hacer.
miércoles, mayo 26
Lunes, 11 de febrero de 2002
Tengo muy abandonada esta escritura. Lo cierto es que cada vez tengo menos ganas y no me parece tan importante como para obligarme a hacerlo.
La gente me tiene envidia. Algunos tanto que llegan a odiarme por ello y hacen todo lo posible por que me derrumbe ¿por qué? Sufro como todo el mundo: unos días más y otros menos pero me trago ese malestar y trato de ofrecer siempre la mejor cara. Trato de parecer feliz y hay quien no soporta la felicidad ¡no la verían aunque la tuviesen delante de sus narices. JL, por ejemplo.
El viernes pasado entregamos las fechas para vacaciones y, previo acuerdo mutuo, Begoña y yo las hicimos coincidir. El razonamiento es este: si ya estamos definitivamente juntos las podremos compartir; si aún no, será menos el tiempo que pasemos separados.
Cuando JL comprobó que nuestras fechas coincidían, al segundo se pilló tal mosqueo que habló con E y al momento ésta conmigo.
Fue clara: le importa un bledo mi vida privada y me da su "bendición" ante cualquier decisión pero que no afecte al trabajo, que se traduce, simplemente, en que no acompañe a B cada vez que sale a fumar por lo que pueda decir "la gente" y porque hay muy mala leche y me pueden hacer daño. ¿Más claro?
A Begoña le afectó menos de lo que yo pensaba pero hoy lunes JL sigue sin hablarnos. No me preocupa en absoluto su silencio pero a ella sí y creo que eso ha modificado su comportamiento y su actitud hacia mí. Bueno, no sólo eso. Su chico le ha pedido que tengan un hijo.
De momento le ha dado largas pero es más que evidente que le sigue queriendo y no descarta (me lo ha confesado) rehacer su vida con él.
¿por qué sigo a su lado?
Porque la quiero mucho más de lo que acierto a comprender, más allá de toda lógica y razón y porque ella, insiste, me quiere.
¿Hacen falta más razones?
La gente me tiene envidia. Algunos tanto que llegan a odiarme por ello y hacen todo lo posible por que me derrumbe ¿por qué? Sufro como todo el mundo: unos días más y otros menos pero me trago ese malestar y trato de ofrecer siempre la mejor cara. Trato de parecer feliz y hay quien no soporta la felicidad ¡no la verían aunque la tuviesen delante de sus narices. JL, por ejemplo.
El viernes pasado entregamos las fechas para vacaciones y, previo acuerdo mutuo, Begoña y yo las hicimos coincidir. El razonamiento es este: si ya estamos definitivamente juntos las podremos compartir; si aún no, será menos el tiempo que pasemos separados.
Cuando JL comprobó que nuestras fechas coincidían, al segundo se pilló tal mosqueo que habló con E y al momento ésta conmigo.
Fue clara: le importa un bledo mi vida privada y me da su "bendición" ante cualquier decisión pero que no afecte al trabajo, que se traduce, simplemente, en que no acompañe a B cada vez que sale a fumar por lo que pueda decir "la gente" y porque hay muy mala leche y me pueden hacer daño. ¿Más claro?
A Begoña le afectó menos de lo que yo pensaba pero hoy lunes JL sigue sin hablarnos. No me preocupa en absoluto su silencio pero a ella sí y creo que eso ha modificado su comportamiento y su actitud hacia mí. Bueno, no sólo eso. Su chico le ha pedido que tengan un hijo.
De momento le ha dado largas pero es más que evidente que le sigue queriendo y no descarta (me lo ha confesado) rehacer su vida con él.
¿por qué sigo a su lado?
Porque la quiero mucho más de lo que acierto a comprender, más allá de toda lógica y razón y porque ella, insiste, me quiere.
¿Hacen falta más razones?
martes, mayo 25
Domingo, 27 de enero de 2002
Ni mucho menos estoy siempre tan triste como queda reflejado en este diario, lo que sucede es que sólo me acuerdo de escribir en él cuando estoy triste.
Hoy lo estoy mucho, por eso no voy a escribir nada más.
Espero acordarme de rellenar estas líneas un día que esté contento o simplemente normal, porque si no, quien llegue a leer esto algún día pensará que soy un eterno infeliz y nada más lejos de la realidad.
Sólo estoy triste al caer las noches de los fines de semana y no todos.
Claro que... tampoco es poco.
Hoy lo estoy mucho, por eso no voy a escribir nada más.
Espero acordarme de rellenar estas líneas un día que esté contento o simplemente normal, porque si no, quien llegue a leer esto algún día pensará que soy un eterno infeliz y nada más lejos de la realidad.
Sólo estoy triste al caer las noches de los fines de semana y no todos.
Claro que... tampoco es poco.
jueves, mayo 20
Domingo, 20 de enero de 2002
¡Un fin de semana distinto y alegre! Apenas he pensado en ella, al menos no con tristeza aunque, claro que la recordaba...
Después de la larguísima conversación del viernes por la noche (o madrugada del sábado) dormí una shoras y, al despertar, salí hacia Cáceres, a casa de Tomás y Ana.
Como siempre, me recibieron con gran alegría y cariño. Hacía casi tres años que no nos veíamos y nos tratamos como si nos viésemos todos los fines de semana. Quizá mejor.
Me han sorprendido muy gratamente porque no han tratado el tema de la separación, ni siquiera lo han mencionado. Gracias a eso ha sido mucho más divertido el fin de semana, porque no pesaba ningún fantasma.
He estado jugando mucho tiempo con sus hijos, Ana y "Carletes", al que no conocía. Me gusta jugar con los niños. Sobre todo cuando al final del día se encargan sus padres de ellos, je. Claro, es muy bonito llevarse sólo la parte agradable. Aún así me han cansado a veces ¡son imparables!
Los dos días he conseguido hablar con Begoña algunos minutos. Ha sido muy agradable. Estoy deseando verla. Después de lo que pasó el viernes, el encuentro puede ser muy explosivo.
Después de la experiencia de este fin de semana debo plantearme muy seriamente realizar más actividades. No puedo quedarme quieto esperando que Begoña venga a mi encuentro. Si hago eso acabaré pudriéndome de tristeza.
Cuando llegue será recibida con una gran fiesta pero no puedo estar muerto hasta que llegue ese día.
Tengo que tomar ejemplo de lo que le digo a ella: puedo quererla mucho pero yo me tengo que querer más aún para tener la salud mental necesaria para darle todo mi amor.
(Me gusta el disco de Bill Evans que suena ahora).
Después de la larguísima conversación del viernes por la noche (o madrugada del sábado) dormí una shoras y, al despertar, salí hacia Cáceres, a casa de Tomás y Ana.
Como siempre, me recibieron con gran alegría y cariño. Hacía casi tres años que no nos veíamos y nos tratamos como si nos viésemos todos los fines de semana. Quizá mejor.
Me han sorprendido muy gratamente porque no han tratado el tema de la separación, ni siquiera lo han mencionado. Gracias a eso ha sido mucho más divertido el fin de semana, porque no pesaba ningún fantasma.
He estado jugando mucho tiempo con sus hijos, Ana y "Carletes", al que no conocía. Me gusta jugar con los niños. Sobre todo cuando al final del día se encargan sus padres de ellos, je. Claro, es muy bonito llevarse sólo la parte agradable. Aún así me han cansado a veces ¡son imparables!
Los dos días he conseguido hablar con Begoña algunos minutos. Ha sido muy agradable. Estoy deseando verla. Después de lo que pasó el viernes, el encuentro puede ser muy explosivo.
Después de la experiencia de este fin de semana debo plantearme muy seriamente realizar más actividades. No puedo quedarme quieto esperando que Begoña venga a mi encuentro. Si hago eso acabaré pudriéndome de tristeza.
Cuando llegue será recibida con una gran fiesta pero no puedo estar muerto hasta que llegue ese día.
Tengo que tomar ejemplo de lo que le digo a ella: puedo quererla mucho pero yo me tengo que querer más aún para tener la salud mental necesaria para darle todo mi amor.
(Me gusta el disco de Bill Evans que suena ahora).
miércoles, mayo 19
Viernes, 18 de enero de 2002
Ha pasado una semana y sigo llorando. Vengo de un concierto de Javier Ruibal (al que ahora escucho) y he derramado lágrimas en cada canción: "Dime tú si vale la pena esperar a un corazón que siempre fue libre, por qué sigo aquí de qué sirve amar tanto el mar y enterrarse en la arena".
Imposible acabar con esta tristeza que me provoca su ausencia, "peregrino voy donde lo ordenen sus caderas. Qué me importa a mí si es un infierno la calle si por fin la llevo por el talle" "Desnuda en medio de la cama se ha brindado a mí con un amor que desarma, nubla la razón y abrasa el alma..." "todo el mar es poco para esa perla, arde el bulevar y al borde de la locura no soy yo quien va de su cintura".
Cuando leo frases que definen tan bien mis sentimientos me planteo la utilidad de escribir. Debería, más bien, recopilar lo que otros han escrito con mayor acierto que yo.
Me siento débil hasta para eso.
tengo el teléfono en una mano. Me he jurado no escribirla en todo el fin de semana a menos que lo haga ella pero no me veo capaz. Me está quemando. Y no puedo dormir.
La causa de "mis males" es la misma de siempre: ella se ha pasado todo el día de hoy muy enfadada con su novio que la ha estado colgando el teléfono toda la mañana. Me había prometido que nos veríamos por la tarde pero nos hemos separado a medio día y sólo he recibido un mensaje diciendo que lo sentía mucho pero que no podía ser. Me he enfadado mucho, después me he entristecido; ahora estoy desilusionado, decaído. Me siento rechazado aunque sus ojos y su boca me digan que me aman.
A mis ojos ha llegado el verano, que se han secado de tanto llorar. "Te caes de bueno" me ha dicho esta mañana pero parece que ella prefiere a los chicos malos que la hacen sufrir.
Argumentos me sobran para empezar a olvidarla y vivir mi vida sin ella pero solo de pensarlo una cortina de pena me nubla el alma.
"Dama de todos mis días, por el jardín de tus dudas me perdería".
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Me ha llamado. Hemos estado casi dos horas hablando, llorando y riendo juntos. Me quiere. Soy feliz.
Imposible acabar con esta tristeza que me provoca su ausencia, "peregrino voy donde lo ordenen sus caderas. Qué me importa a mí si es un infierno la calle si por fin la llevo por el talle" "Desnuda en medio de la cama se ha brindado a mí con un amor que desarma, nubla la razón y abrasa el alma..." "todo el mar es poco para esa perla, arde el bulevar y al borde de la locura no soy yo quien va de su cintura".
Cuando leo frases que definen tan bien mis sentimientos me planteo la utilidad de escribir. Debería, más bien, recopilar lo que otros han escrito con mayor acierto que yo.
Me siento débil hasta para eso.
tengo el teléfono en una mano. Me he jurado no escribirla en todo el fin de semana a menos que lo haga ella pero no me veo capaz. Me está quemando. Y no puedo dormir.
La causa de "mis males" es la misma de siempre: ella se ha pasado todo el día de hoy muy enfadada con su novio que la ha estado colgando el teléfono toda la mañana. Me había prometido que nos veríamos por la tarde pero nos hemos separado a medio día y sólo he recibido un mensaje diciendo que lo sentía mucho pero que no podía ser. Me he enfadado mucho, después me he entristecido; ahora estoy desilusionado, decaído. Me siento rechazado aunque sus ojos y su boca me digan que me aman.
A mis ojos ha llegado el verano, que se han secado de tanto llorar. "Te caes de bueno" me ha dicho esta mañana pero parece que ella prefiere a los chicos malos que la hacen sufrir.
Argumentos me sobran para empezar a olvidarla y vivir mi vida sin ella pero solo de pensarlo una cortina de pena me nubla el alma.
"Dama de todos mis días, por el jardín de tus dudas me perdería".
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Me ha llamado. Hemos estado casi dos horas hablando, llorando y riendo juntos. Me quiere. Soy feliz.
martes, mayo 11
Domingo, 13 de enero de 2002
Hasta un corazón alegre y optimista como el mío hay veces que se llena irremediablemente de tristeza. Hay veces que me canso y pienso que no voy a poder seguir luchando y esperando. Un domingo sin ella acaba con todas mis fuerzas.
No es la soledad la que me mata, es su ausencia.
No es la soledad la que me mata, es su ausencia.
lunes, mayo 10
10 de enero de 2002
Acabábamos de hacer el amor intensamente durante la primera noche que pasamos juntos: la del uno de enero; nuestra particular fiesta de nochevieja. Habíamos bebido pero tampoco demasiado: lo normal en una noche de placer.
Su cara resplandecía como una estrella. En sus ojos quedaban los restos del amor; su mirada era hipnotizante, mágica. Decidí captar el momento y tomé la cámara de fotos. Entonces disparé sin control. No dejaba de mirarme. Una mirada enamorada, excitada por nuestra reciente pasión. Sus pupilas ocupaban por completo los ojos, sus labios, rojos como grosellas, seguían pidiendo besos.
Mi torpeza como fotógrafo me impidió captar la magia del momento. Apenas dos pares de fotos se han salvado de la quema. Pero ahora, contemplando su rostro, pleno de felicidad, recuerdo aquella noche, nuestra primera noche juntos.
Caímos, exhaustos de amor, a las tantas de la madrugada. Mis párpados no soportaron el peso de tanta pasión y se cerraron inmediatamente.,
Ella asegura que no durmió en toda la noche y que contemplaba mi cuerpo junto al suyo. Sé que cuando sonó el despertador hubiese dado cualquier cosa por seguir entrelazados bajo las sábanas.
Pero nos levantamos y llegamos juntos al trabajo, con total naturalidad, como si durante toda la vida no hubiésemos hecho otra cosa que salir de casa juntos y llegar al trabajo.
La recuerdo también en la ducha. Yo en la cocina preparando el desayuno mientras ella se duchaba con su frágil cuerpecillo y su eterna sonrisa. ¡Ay! Su sonrisa... su sonrisa es la receta para la felicidad eterna. Es imposible estar triste teniendo su sonrisa pero se puede llorar recordándola cuando falta.
No voy a hablar ahora de faltas pues llevamos casi toda la semana muy juntos; cada vez pasamos más tiempo compartido. Pero siempre quiero más. Algún día esta insatisfacción mía me traerá algún disgusto.
Tengo más cosas que contar pero me caigo de sueño así que dormirán en el cartucho de tinta de mi bolígrafo.
Su cara resplandecía como una estrella. En sus ojos quedaban los restos del amor; su mirada era hipnotizante, mágica. Decidí captar el momento y tomé la cámara de fotos. Entonces disparé sin control. No dejaba de mirarme. Una mirada enamorada, excitada por nuestra reciente pasión. Sus pupilas ocupaban por completo los ojos, sus labios, rojos como grosellas, seguían pidiendo besos.
Mi torpeza como fotógrafo me impidió captar la magia del momento. Apenas dos pares de fotos se han salvado de la quema. Pero ahora, contemplando su rostro, pleno de felicidad, recuerdo aquella noche, nuestra primera noche juntos.
Caímos, exhaustos de amor, a las tantas de la madrugada. Mis párpados no soportaron el peso de tanta pasión y se cerraron inmediatamente.,
Ella asegura que no durmió en toda la noche y que contemplaba mi cuerpo junto al suyo. Sé que cuando sonó el despertador hubiese dado cualquier cosa por seguir entrelazados bajo las sábanas.
Pero nos levantamos y llegamos juntos al trabajo, con total naturalidad, como si durante toda la vida no hubiésemos hecho otra cosa que salir de casa juntos y llegar al trabajo.
La recuerdo también en la ducha. Yo en la cocina preparando el desayuno mientras ella se duchaba con su frágil cuerpecillo y su eterna sonrisa. ¡Ay! Su sonrisa... su sonrisa es la receta para la felicidad eterna. Es imposible estar triste teniendo su sonrisa pero se puede llorar recordándola cuando falta.
No voy a hablar ahora de faltas pues llevamos casi toda la semana muy juntos; cada vez pasamos más tiempo compartido. Pero siempre quiero más. Algún día esta insatisfacción mía me traerá algún disgusto.
Tengo más cosas que contar pero me caigo de sueño así que dormirán en el cartucho de tinta de mi bolígrafo.
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